El próximo 27 de octubre se llevarán a cabo las elecciones de gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y ediles, para el periodo de 2020-2023. Este proceso no sólo será relevante porque los ciudadanos elegirán las autoridades que atenderán sus necesidades más directas, sino que también es la primera elección local cobijada por el Estatuto de la Oposición y contará con la participación de la FARC como partido político.
Habiendo ya realizado el análisis sobre la repartición de las Alcaldías actualmente, según la posición de sus candidatos en bloques de partidos, se quiere replicar este ejercicio tomando como fuente los datos sobre las candidaturas del 2019. Este balance se realiza con el fin de determinar cómo se organizan las fuerzas políticas en el ámbito local, su importancia y su relación con la política nacional. Para ello, se mantiene el sistema propuesto anteriormente (ver detalle en: http://www.procesoselectorales.org/2019/09/27/elecciones-locales-y-fuerzas-nacionales-el-punto-de-partida/), según el cual los partidos se clasifican en tres bloques principales y las coaliciones se interpretan como “bisagras” entre ellos. Del otro lado, también está el grupo de “incoherentes”, formado por coaliciones de partidos gobierno-oposición, y los grupos de ciudadanos, que se asumen como “inclasificables”. Con base en esto, la distribución de los candidatos para 2019 se presenta de la siguiente manera:
Si bien se observa que los candidatos de la mayoría” sobrepasan los demás bloques, suman ahora menos candidatos frente a los 1837 que presentaron en 2015 (con fines de comparación, analizamos los datos de 2015 en función de los bloques tales como se definen ahora a nivel nacional, es decir, en función del gobierno Duque). Los independientes le siguen por un margen casi inexistente, reflejando además un crecimiento respecto a los 1210 con los que contaban para las pasadas elecciones. Lo anterior es bastante lógico, teniendo en cuenta las modificaciones de los bloques, por cuenta de la transición de gobierno, y la aparición de nuevos actores que se han declarado independientes, o que en ausencia de declaración, consideramos como tal: “Colombia Renaciente”, la “Alianza Democrática Afrocolombiana” y el “Partido de Reivindicación Étnica”. Mientras tanto, los partidos de la oposición han aumentado sus aspiraciones frente a las votaciones del 2015, cuando contaban con 824 candidatos. En este sentido, las explicaciones podrían estar mediadas por factores como la entrada en vigor del Estatuto de la Oposición y la firma del Acuerdo de paz con las FARC-EP. Adicionalmente, después de los resultados que obtuvieron en las legislativas del 2018 y la división experimentada durante las presidenciales, la oposición apuesta por ganar terreno en lo local, lo cual resulta determinante a la hora de afianzar su poder con miras hacia las campañas venideras. Ahora bien, otra cosa será el número de alcaldías que efectivamente llegue a controlar el bloque opositor durante los próximos cuatro años, lo cual sólo se sabrá hasta el próximo domingo.
Por otra parte, los partidos declarados como “independientes” son más propensos a establecer alianzas con los partidos de la mayoría (159 coaliciones) que con los contrarios (64 coaliciones). A pesar de la existencia de 200 coaliciones incoherentes (es decir, asociando por lo menos un partido de la mayoría y un partido de la oposición nacional), es notable que la mayoría de los candidatos prefiere mantener cierta coherencia ideológica, al optar por candidaturas unipartidistas o en coaliciones con otros partidos que se sitúan dentro del mismo bloque.
Acerca de aquellas candidaturas que se lanzan “por firmas”, pasaron de 45 a 127, en los años 2015 y 2019 respectivamente. Las razones que pueden explicar tal incremento se relacionan con el auge del discurso “anti-partido”, que aprovecha la falta de confianza en estas instituciones para ganar popularidad. Igualmente, este tipo de inscripción se utiliza como método para evadir el proceso al cual están sujetos los partidos, en términos de avales, tiempos de campaña, gastos y sanciones.
Al observar la presencia de candidaturas por bloque sobre el territorio, los mapas evidencian el avance de la oposición, que ahora participa con al menos un candidato en lugares donde antes no se encontraba. Esto se nota en la Costa Pacífica, Santander, parte del Cauca y Caquetá, aunque persisten sus dificultades para consolidarse en Antioquia y el centro del país. En términos proporcionales, esto implica que para el 2015, el 48% de los municipios que eligen Alcalde contaba con candidatos de oposición “pura” (sin contar coaliciones), mientras que para el 2019 estos alcanzan a cubrir el 60% del territorio. Sin embargo, las candidaturas de oposición en coalición con independientes son todavía reducidas y dispersas.
Por su parte, el bloque mayoritario ocupa un espacio más amplio, manteniendo su dominio en el Caribe, los Llanos y la región Antioqueña. De este modo, en el 2015 más del 85% de los municipios tenían por lo menos un candidato del oficialismo “puro”, cifra que se reduce alrededor del 80% al contar los aspirantes a Alcalde presentados en el 2019. No obstante, buscan fortalecerse a través de las coaliciones con el bloque independiente, un aspecto en el cual logran mayor éxito que los opositores. Esta situación se muestra sobre todo en departamentos como Cundinamarca, Santander y Boyacá.
sería interesante saber el resultado de los inscritos por firmas así: cuántos fueron elegidos. Cuánto dinero recibirán por la reposición de votos. De los no elegidos que no alcanzaron el umbral cómo responden a la registraduría? Qué hace la registraduría con esos fondos? “ideológicamente” qué significan las alianzas de partes tan supuestamente diferentes?
Ya lo tenemos. 35 alcaldías ganadas por GSC, lo que representa 13,2% de los votos a alcaldías.