Una de las grandes novedades del actual Congreso de la República fue la elección de influencers, Youtubers o personas con miles de seguidores en diferentes redes. Sin lugar a duda, la emergencia de estos nuevos liderazgos, propios de sociedades cada vez más digitalizadas, configura un tópico relevante a la hora de pensar la representación, especialmente para los partidos en tanto actores protagónicos –aunque impopulares– de los cuerpos colegiados. Por tal razón, en este texto reflexionaremos sobre el accionar de Jonathan Ferney Pulido Hernández (JP Hernández) –senador por Alianza Verde– en las sesiones de plenaria desde el inicio de la primera legislatura hasta el 20 de febrero del 2024. A pesar de que no es el único congresista que llegó a su curul impulsado por el trabajo digital, pues hay otros casos como el de Susana Boreal o el tuitero Miguel Polo Polo, JP destacó por su enorme plataforma digital. Antes de su elección contaba con 191 mil suscriptores en YouTube y 60.800 seguidores en Instagram. Además, vale la pena recordar que llegó al Senado en el marco de una lista abierta, siendo el tercer candidato más votado para dicha cámara con alrededor de 190 mil votos, únicamente superado por Miguel Uribe y María Fernanda Cabal.
Dicho lo anterior, más allá de las críticas que se le han realizado por la divergencia entre su discurso de campaña y su narrativa conservadora una vez posesionado, el patrón de votación de Pulido refleja una paradoja intrigante. A pesar de sus múltiples críticas a su partido, es el segundo senador que más vota con la posición mayoritaria de este, igualando en porcentaje a Inti Asprilla.
Voto con el partido. Alianza Verde.
Empero, lo anterior debe ser matizado en función del patrón de voto puntual, es decir, el porcentaje de votos por el Sí, No o Abstención. Pulido tiene un alto porcentaje de votos por el Sí, cercano al de figuras petristas como Inti Asprilla. De igual forma, cuenta con el porcentaje más elevado de votos por el No dentro de su partido, lo cual resulta coherente con su perfil de oposición al gobierno, como hemos visto en otras entradas del blog. No obstante, su patrón de voto se encuentra muy alejado al de senadores pertenecientes a bancadas oficialmente de oposición, como los del Centro Democrático. Concretamente, presenta un patrón de voto por el Sí por encima al de estos últimos, así como una abstención mucho menor. La única coincidencia se encuentra en la votación por el No.
Patrón de Voto. Alianza Verde
Patrón de Voto. Centro Democrático
De hecho, sólo en 6 proyectos[1] de los votados en plenaria durante el periodo estudiado votó No cuando la posición mayoritaria de la bancada fue Sí; 4 de ellos de autoría del gobierno. En ese orden de ideas, y aunque en medio de una bancada muy poco cohesionada, lo cierto es que JP es uno de los senadores más disciplinados de su partido. Contrario a lo que podría pensarse, no se trata de un outsider al interior de su bancada, sino de un personaje que tiende a votar con su colectivo, salvo algunas excepciones, especialmente cuando se trata de algunos de los grandes proyectos del gobierno Petro. En próximas entradas revisaremos el patrón de voto de Miguel Polo Polo y Susana Boreal.
Votos Contrarios al Partido. JP Hernández.
[1] PL hace referencia proyecto de ley ordinario; PAL, acto legislativo; PLO, ley orgánica.
El Punto 2 del acuerdo final entre el Estado colombiano y las FARC-EP fue el de participación política. Dentro de lo pactado en este apartado se esbozó la existencia de las 16 curules para víctimas del conflicto, también conocidas como CITREP (Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz), creadas para darles una mayor participación en el escenario político. De este modo, a pesar de diferentes escollos en el Congreso y la disputa de la Corte Constitucional con el gobierno Duque, en las legislativas del 2022 se eligieron finalmente los representantes de estas circunscripciones.
En total hubo poco más de 533 mil votos en los 167 municipios priorizados para este fin, focalizados por sus índices de violencia, pobreza y economías ilícitas. La elección de estos representantes, que no estuvo exenta de polémica por las pocas garantías de seguridad y el ingreso de candidatos cuestionados por su cercanía con parapolíticos, es de gran importancia para seguir avanzando en la implementación del acuerdo y profundizar la participación política de sectores y voces tradicionalmente excluidas.
Así pues, en este texto exploraremos el voto en plenaria de los 16 representantes de estas regiones a lo largo de la primera legislatura. Recapitulando lo señalado en entradas anteriores, en ambas cámaras los partidos de gobierno tienen un mayor porcentaje de votos por el Sí y de votos con la posición mayoritaria de la plenaria, así como menor abstención y porcentaje de votos por en No, en la comparativas con los colectivos de oposición. Todo lo anterior en un marco de baja cohesión partidista para la cámara baja.
Al comparar el patrón de voto de los representantes de las CITREP, respecto a los representantes de partidos, presentan indicadores similares al de las agrupaciones que hemos denominado de núcleo de gobierno, aunque con un porcentaje de votos negativos inferior al de los dos partidos más cercanos al ejecutivo. De manera más específica, tienen números cercanos a los de Comunes en su porcentaje de votos por el Sí, No y abstención. Se trata de los dos grupos con mayor porcentaje de votos por la opción afirmativa, incluso por encima del Pacto Histórico, y las dos con menor abstención. Empero, difieren de manera importante en los votos alineados con la posición mayoritaria de la plenaria, punto en el que las CITREP, junto con el Pacto, son las bancadas con mayor porcentaje; seguramente porque, a pesar de tener pautas similares en términos generales, en varios proyectos ha habido diferencias importantes entre los representantes CITREP y Comunes. Análogamente, es el colectivo con la tercera mayor cohesión, sólo detrás de Comunes y la Liga Anticorrupción, algo muy llamativo al recordar que no es un partido en sí mismo, y que no hay mayor razón para considerar que los representantes de las CITREP deberían tener cohesión de partido entre ellos.
Cálculos propios a partir de los datos del Grupo DEMOS (UR)
Cálculos propios a partir de los datos del Grupo DEMOS (UR)
De otro lado, con sus 7 proyectos de ley, son la segunda bancada con menos proyectos en autoría o coautoría, sólo por delante de las 6 del Centro Democrático[1]. Así, se encuentra muy lejos de los 24 y 22 proyectos de Liberales y de la U, respectivamente. En todo caso, fue la única bancada en presentar un proyecto relacionado con paz y conflicto en la primera legislatura, el C 157/22, actualmente Ley de la República, en torno a la ampliación de los términos de la Ley de Víctimas.
Proyectos de Ley de las CITREP (autoría y coautoría)
Tema
Número de proyectos
Familia y género
1 (PLE C 320/22)
Asuntos culturales
1 (PL C 209/22)
Honores y conmemoraciones
2 (PL C 362/23) (PL C 414/23)
Paz y conflicto
1 (PL C 157/22)
Medio ambiente y protección animal
2 (PL C 290/22) (PL C 07/22)
Total
7
Dicho lo anterior, es claro que la figura de las circunscripciones de víctimas tiene un patrón de voto que las ubica cerca de los partidos de gobierno. Esto último, junto con su cercanía al partido Comunes en diferentes categorías, seguramente está asociado con la apuesta por superar varias de las causas socioeconómicas de la guerra, así como la construcción de paz desde dicho abordaje. En definitiva, son 16 curules claves para mitigar la exclusión de varios municipios del país, los más golpeados por el conflicto armado. No obstante, de cara al periodo 2026-2030, el último de estas circunscripciones transitorias que debieron iniciar en el 2018-2022, quedan desafíos importantes en la transparencia y en las garantías de seguridad.
[1] Aquí se hace referencia a los proyectos que llegan a plenaria, por lo que no se incluyen aquellos radicados que no superan primer debate en comisión.
Continuando con la temática de la entrada anterior, aquí abordaremos el patrón de voto de los partidos al interior de la Cámara de Representantes en la primera legislatura del periodo 2022-2026. Así, revisaremos la forma de votar de cada partido frente a los 139 proyectos que llegaron a plenaria de esta cámara, frente a los 112 analizados en el texto sobre Senado.
Para iniciar, es posible hablar de dos grupos con características muy marcadas, aunque con fuertes matices entre los partidos que los conforman, a diferencia del Senado, donde los bloques son más homogéneos. Los partidos más afines al gobierno –Comunes, Pacto y Verde- caracterizan por ser los 3 con mayor porcentaje de votos por el Sí y con menor abstención respecto al total de proyectos votados en plenaria. En el porcentaje de votos con la posición mayoritaria de la Cámara, el Pacto y los Verdes son, con amplia diferencia, los dos partidos con porcentajes más altos; en tercer lugar, se encuentra Comunes, que comparte puntaje con Liberales y la U. Análogamente con lo reflejado en el Senado, los tres partidos del núcleo de gobierno tienen un porcentaje intermedio de votos por el No, detrás de los partidos de oposición.
Cálculos propios a partir de los datos del Grupo DEMOS (UR).
Los partidos de oposición –Centro Democrático, Cambio Radical y Liga de Gobernantes Anticorrupción– tienen el mayor porcentaje de votos por el No a los proyectos debatidos por la plenaria. Al igual que en Senado, Centro Democrático es por amplia diferencia el partido con más porcentaje de votos por el No, seguido por la Liga y Cambio Radical, aunque estos dos últimos no están tan lejos de los porcentajes del Pacto y los Verdes. Respecto a la abstención, la Liga y Centro Democrático son respectivamente el primero y tercero con mayor porcentaje de No. Además, la misma Liga y Cambio Radical fueron los dos partidos con menor porcentaje de voto con la posición ganadora en la plenaria.
Cálculos propios a partir de los datos del Grupo DEMOS (UR).
En medio de ambos bloques, como es evidente, se encuentran los independientes. Recordemos que los formalmente ubicados en estas categorías son la U y los Conservadores. No obstante, existen fuertes matices entre estos dos partidos. El primero tiene un porcentaje mayor de votos por el Sí y sustancialmente menor por el No y de abstención. De hecho, el porcentaje de votos con la plenaria de los representantes de la U es casi 10 puntos porcentuales mayor a los conservadores, igualando la cifra de Comunes. En ese orden de ideas, es posible argüir que la U tiene un marcado patrón que lo acerca a los partidos cercanos al gobierno, mientras que los Conservadores están mucho más próximos a la oposición, con el segundo porcentaje más alto de abstención y el segundo más bajo de votos por el Sí.
De otro lado, al igual que lo reflejado en Senado, la bancada Liberal en Cámara se comporta como independiente, a pesar de formalmente ser parte de la coalición de gobierno. Este partido es el segundo con menor porcentaje de votos por el No y tiene el mismo índice de votos con la plenaria que la U y Comunes, aunque es el tercero con mayor porcentaje de abstención; del mismo modo, posee un mayor porcentaje de votos por el Sí que la mayoría de los partidos de oposición, pero menor que los tres partidos de gobierno y la U.
Dicho lo anterior, vemos dos partidos de gobierno con patrones de voto similares, Comunes Pacto Histórico y Verdes; frente a otros tres partidos con pautas opuestas y abiertamente reconocidos como de oposición, Centro Democrático, Cambio Radical y la Liga. En el medio existe un continuum en el que se ubican la U, independiente afín al gobierno, liberales como independientes de facto y conservadores como independientes más cercanos a la oposición.
En ese sentido, es claro cómo Verdes, Liberales y la U se han convertido en actores clave del gobierno para aprobar sus proyectos en cámara baja. No hay que olvidar, a manera de ejemplo, que la reforma a la salud aprobó su primer debate en la comisión VII de la Cámara. Allí obtuvo 14 votos por el Sí y 6 por el No, estos últimos de Centro Democrático, Cambio Radical y Conservador. Posteriormente, en plenaria de la misma cámara, sumó 88 votos a favor y 37 en contra, donde los votos claves para salvar al proyecto provinieron de la U, Liberal y del Verde.
Es claro que en la Cámara, en contraste con el Senado, hay un promedio más bajo de votos por el Sí, junto con un promedio más alto de votos por el No y de abstención1. Esto nos habla de la lógica particular de cada cámara, posiblemente impulsada por la naturaleza territorial de las circunscripciones de la Cámara de Representantes, a pesar de que hablemos de los mismos partidos2 . Encontramos que partidos como la U, Centro Democrático y Comunes, aunque un poco menos, tienen un patrón de comportamiento similar en ambas cámaras. El resto, por su parte, presenta patrones disímiles.
En todo caso, se mantienen las diferencias que permiten identificar con claridad los partidos claramente delimitados como de gobierno y oposición, pero con más matices que en el Senado. Seguramente como producto de esto último es que hay mucha menor cohesión partidista en las bancadas de la Cámara. Allí los votos están mucho más atomizados al interior de partidos como el Pacto, Centro Democrático, Liberal y Conservador. Resulta particularmente llamativo que el promedio de cohesión partidista de Cámara sea 24 puntos porcentuales más bajo que en Senado. Finalmente, es llamativo que el Pacto Histórico, la plataforma política más grande detrás de la llegada de Gustavo Petro a la presidencia, sea mucho menos compacta que Comunes. A diferencia del Verde, en el que existen marcadas y conocidas fracturas ideológicas, esto seguramente es producto de una mayor abstención, de varios de sus parlamentarios, no siempre ligadas a diferencias de criterio, sino por inasistencias.
En Senado el porcentaje promedio de votos por Sí, No, abstención y posición mayoritaria fueron 66; 1.8; 32 y 80%. En la Cámara los valores fueron respectivamente los siguientes, a saber: 62.55; 3.17; 34,26 y 76,9%. Claramente el hecho de que haya un partido más de oposición influye en que bajen algunos promedios. Empero, se evidencian diferencias importantes al analizar cada partido individualmente en ambas cámaras. ↩︎
Quien lea atentamente se dará cuenta de que, a diferencia del de Senado, no incluimos al partido MIRA. Esto es debido a que dicho partido sólo obtuvo una curul en la Cámara de Representantes. ↩︎
Como bien es bien sabido, y señalamos en nuestro Boletín No. 15, la otrora oposición durante el 2018-2022 pasó a ser la mayoría en el actual Congreso, configurándose como el mejor resultado en la historia para los sectores alternativos. Además, es el legislativo con más mujeres, en términos relativos y absolutos, y tiene otras novedades como las 16 curules para víctimas en la Cámara de Representantes. De este modo, es innegable que buena parte del actual Congreso fue elegido –al menos parcialmente– bajo el mismo deseo de cambio que llevó a Gustavo Petro a la Casa de Nariño.
En ese sentido, es importante entender cómo se han comportado los partidos en este legislativo, específicamente en el Senado, que, al igual que el leitmotiv del gobierno, muchos han denominado como del cambio. Para este análisis haremos uso de nuestra propia base de datos, la cual lleva un registro de los proyectos que llegan a plenaria de ambas Cámaras. En el Senado, la ventana de tiempo seleccionada fue entre el 27 de julio del 2022 y el 16 de agosto del 2023.
De la revisión de los datos podemos distinguir con claridad el patrón conjunto del Pacto Histórico, Comunes y Alianza Verde. Así, estos tres partidos se distinguen por ser los tres con mayor porcentaje de voto con la plenaria –por amplia diferencia– y con mayor porcentaje de votos por el Sí respecto a todos los proyectos votados, sumado a que se destacan por una baja abstención. Además, tanto Comunes (70%) como el Pacto (64%) son el 2 y el 3 partido con mayor cohesión en el voto de sus parlamentarios. Alianza Verde tiene un coeficiente mucho más bajo, en torno al 58%, lo cual es congruente con que algunas de sus figuras como Angélica Lozano y Humberto de la Calle[1] han marcado distancia frente al gobierno. Empero, la pauta de los tres partidos permite categorizarlos como el núcleo de gobierno, entiendo que no son los únicos bajo este rótulo formal ante el Consejo Nacional Electoral (CNE).
Cálculos propios a partir de los datos del Grupos DEMOS (UR)
En el otro lado del espectro están los partidos de oposición. El más claro de ellos es el Centro Democrático. Como era de esperarse, es el partido con más porcentaje de votos por el No, respecto al total de proyectos, con un promedio 3.3 veces más alto que el promedio y con una cohesión partidista por encima del 60%. Un poco más hacia la independencia, pero también de oposición, se encuentra Cambio Radical. El partido de Vargas Lleras, que se declaró en oposición en de marzo del año pasado después de haber sido independiente, no se destacó por un alto porcentaje de votos por el No, pero sí por una altísima abstención y por ser el partido con menos votos por el Sí. De hecho, tuvo una abstención 14 puntos porcentuales por encima del promedio general.
Cálculos propios a partir de los datos del Grupos DEMOS (UR)
Cálculos propios a partir de los datos del Grupos DEMOS (UR)
Justo en el punto medio, los independientes, es donde se encuentran los matices y diversos patrones en el voto. El primero de los independientes es el partido MIRA, que desde un inicio se ha mantenido firme en ese lugar. A diferencia de las otras dos categorías, tiene un muy bajo porcentaje de voto por el No, pero una abstención más alta que la de los tres partidos del núcleo de gobierno – y mucho más baja que Cambio Radical. Asimismo, se encuentra en la mitad de los votos por el Sí, detrás de los 3 de gobierno y por encima de los dos de oposición. Otro punto resaltable del MIRA es su altísima cohesión como bancada, la más elevada de los principales partidos del Senado.
Cálculos propios a partir de los datos del Grupos DEMOS (UR)
De otro lado, se encuentran los partidos Conservador, de la U y Liberal. Como veremos, este último, a pesar de ser de gobierno –al menos de iure– en la práctica se alinea más con los independientes. Así, los tres partidos tienen porcentajes iguales en votos por el Sí y de abstención, aunado a porcentajes similares por el No –aunque con un valor ligeramente mayor para la bancada conservadora. Sus principales diferencias radican en el porcentaje de voto por la plenaria, visto que la U tiene el segundo porcentaje más alto en esta categoría, mientras que los liberales el segundo más bajo. Por otro lado, tanto liberales como conservadores tienen la misma cohesión partidista, al mismo tiempo que la U es el partido más disperso.
En ese orden de ideas, podemos hablar de dos bloques claramente marcados y tres partidos independientes que fungen de bisagra para la agenda del gobierno. A manera de ejemplo, los votos, aunque fragmentados, de la bancada de la U y Liberal en senado fueron clave para que la reforma pensional pudiese pasar a tercer debate en Cámara; asimismo, el voto de MIRA dentro de Comisión VII fue determinante para que el mismo proyecto pasara a plenaria. Paradójicamente, los conservadores se han opuesto sistemáticamente a las tres grandes reformas del gobierno, pero su presencia en el debate de la pensional fue lo que permitió completar el cuórum de la plenaria[2].
A manera de síntesis, es evidente que los partidos del núcleo de gobierno tienen el mayor porcentaje de votos por el Sí y de votos con la plenaria, aunado a los más bajos niveles de abstención y de un voto por el No mayor que los independientes. Los partidos en la otra orilla, el núcleo de oposición se caracteriza por altos porcentajes de votos por el No y de abstención. En una tercera vía están los independientes que se caracterizan por un apoyo parcial a la agenda del legislativo en función de la lógica particular de cada proyecto y que definitivamente son el broker que le permite al gobierno sumar más votos de los que encuentra en sus tres partidos allegados. Finalmente, y como puede intuirse, los más enraizados en cada una de las tres categorías son los que tienen mayor cohesión. El resto, los que tienen algunos parlamentarios con mayor probabilidad de votar en divergencia con su bancada, tienen un índice más bajo. En la próxima entrada evaluaremos el panorama de la Cámara de Representantes que, según se habla en algunos medios, es donde el gobierno tiene más mayorías.
[1] A pesar de que no hace parte del partido propiamente, llegó bajo la sombrilla de la coalición Centro Esperanza que incluía a Verde Oxígeno, de tal suerte que en la base de datos lo incluimos como de la bancada Verde.
Siguiendo con las elecciones en Bogotá, es indudable que la victoria apabullante de Galán en prácticamente la totalidad de puestos de votación, así como la reñida disputa por el segundo lugar, se llevó todos los reflectores. Así, el desempeño del resto de opciones quedó relegado a un segundo plano, a pesar de su potencial para darnos pistas para explicar la derrota de Bolívar o la insatisfacción de parte de la ciudadanía con los tres punteros, manifestada en el voto en blanco y por aquellos candidatos sin posibilidades reales de competir por la Alcaldía.
Lo primero es señalar el peso que tuvo el voto en blanco, el cual se ubicó en cuarto lugar con alrededor de 148 mil marcaciones, casi el 10% por ciento del total de votos de Galán. Al revisar cómo se comportó este voto protesta, o de inconformidad, encontramos que obtuvo su mejor rendimiento hacia el eje sur de la ciudad. Hablamos del sur de San Cristóbal, Usme, el sur de Ciudad Bolívar, algunos puntos de Bosa y la parte más al oeste de Kennedy. De este modo, al revisar el porcentaje promedio por estrato, se encuentra que a medida que este aumenta disminuyó el porcentaje de votos por esta opción del tarjetón. De hecho, el porcentaje promedio por esta opción fue casi 4 veces mayor en el estrato 1 respecto al 6. Esto muestra que los candidatos tuvieron más dificultad a representar los sectores más excluidos de la ciudad.
Un comportamiento similar, aunque en mucha menor escala, está presente en otros candidatos como el General Vargas, Rodrigo Lara, Nicolás Ramos y Rafael Quintero[1]. De este modo, el General pudo obtener sus mejores réditos en ciertos puntos del oriente de San Cristóbal y de Ciudad Bolívar; Lara tuvo su mayor porcentaje de voto al oriente de San Cristóbal, en ciertas zonas del sur de Ciudad Bolívar y el sureste de Bosa;mientras que Ramos tuvo comportamiento similar. Todo lo anterior nos habla de un patrón llamativo, en el que dichos candidatos –que no suman ni 120 mil votos juntos– compartieron una espacialidad similar en tanto sus mejores resultados estuvieron al sur, así como en las zonas al margen occidental de la ciudad.
El que estos candidatos, que se sabía desde antes de las elecciones no iban a competir por los primeros lugares, junto con el voto en blanco, concentran su mayor porcentaje de votos en tales zonas ofrece una clara explicación del por qué Bolívar no pudo superar a Oviedo en la lucha por el segundo lugar. El candidato de la izquierda no fue capaz de retener los votos de las zonas que otrora fueron bastión de su misma tendencia ideológica. En ese orden de ideas, es claro que, a pesar de que Bogotá fue muy importante para la elección de Gustavo Petro y los resultados legislativos del Pacto, los votos no se transfirieron sin más a Bolívar, algo que también le pasó a Hollman Morris en el 2017. Esto último por diversas razones como el cambio de lógica electoral entre lo nacional y lo local, donde pesa más la figura individual del candidato y su visión sobre diferentes temas de ciudad.
Es interesante el hecho de que cerca de 260 mil ciudadanos hayan marcado distancia con las tres opciones con mejores proyecciones en términos de resultados, algo que definitivamente tendrá que ser explorado de cara a próximas elecciones y el planteamiento de futuras campañas con la pretensión de llegar al Palacio Liévano. Dentro de las posibles explicaciones detrás de este descontento, que representa cerca del 8% de votos válidos, pueden estar múltiples temas como la inseguridad y el deseo de aplicar nuevas propuestas para mitigarla. Aquí resaltan puntos como la carrera del General Vargas, los drones de Rodrigo Lara o el uso de inteligencia artificial por parte de Nicolás Ramos[2]. En definitiva, y a pesar de que Galán arrasó en toda la ciudad, hubo un número nada despreciable de ciudadanos que se mantuvo al margen de los candidatos más opcionados y votó consecuentemente con ello.
[1] Al igual que Galán y Oviedo, Molano tuvo mejor rendimiento en los estratos altos. Por su parte, el porcentaje de voto por Robledo fue heterogéneo, aunque muy similar, intra-estrato.
[2] Es cierto que Molano también tenía una narrativa muy marcada de seguridad y “mano dura”, alimentada por haber sido ministro de defensa. No obstante, justamente el haber liderado esta cartera durante el estallido social pudo haber sido, a manera de hipótesis, un gran freno para que tuviera mayor impacto entre la población del sur de la ciudad.