Finalmente, después de una campaña de segunda vuelta sufrida Gustavo Petro venció a Rodolfo Hernández. Muchas cosas tuvieron que alinearse para que el candidato de la izquierda lograra revertir la situación que hacía de Hernández un virtual vencedor en la noche de la primera vuelta. Tuvo que estimular la participación en sus fortines y dar una dura batalla en las ciudades cuyos votantes aparecieron más escépticos frente a ambas campañas.
Una vez más, Colombia se dividió según la ya habitual lógica centro/periferia, Rodolfo Hernández logrando conquistar sin sorpresa el fortín de Federico Gutiérrez en Antioquia. Hizo también la tarea en el interior de la costa, donde el candidato de derecha eliminado había tenido buenos resultados, penetrando sobre el terreno de Gustavo Petro. En contraparte, éste logró avanzar hacia el centro desde el sur del país, conquistando Neiva, y avanzando desde Bogotá hacia los municipios cundinamarqueses aledaños.
La lógica centro/periferia se encuentra claramente matizada en esta segunda vuelta por otra lógica que opone el mundo urbano al mundo rural. Petro sufrió para retener el apoyo del interior de la costa Caribe, por ejemplo, en el sur de Bolívar, Cesar y Magdalena.
A la inversa, si Hernández confirmó su fuerza en el mundo rural del centro del país y avanzó sobre la costa Caribe, fracasó en la conquista de las ciudades grandes, incluso en el centro. No logró crecer suficientemente en Bogotá y Soacha, en Neiva, en Manizales, o incluso en Tunja, por más que la capital boyacense se ubicara cerca a sus bastiones.
La importancia de la oposición entre el mundo urbano y rural se puede apreciar mirando el mapa de la evolución de la participación entre las dos vueltas. Uno se da cuenta ahí que el crecimiento de la participación hacia una tasa histórica de 58% no se reparte uniformemente sobre el territorio. Es la periferia petrista que más se movilizó en este segunda vuelta para consolidar su ventaja, mientras que la participación aumenta poco en las grandes capitales del centro, o incluso disminuye en Medellín, Armenia, y Pereira. Ahí, muchos indecisos terminaron quedándose en casa, lo que fue probablemente un limitante para Hernández.
Esto sugiere que Hernández no fue capaz de recuperar todo el voto urbano de derecha del centro del país, contrariamente a lo que se dio por descontado en la noche de la primera vuelta. Por otra parte, la enorme movilización electoral del Caribe (en particular, el crecimiento de Barranquilla) y del sur-occidente viene una vez más a desmentir la tesis del “techo de la izquierda”.
De hecho, el voto de Gustavo Petro ha crecido de manera bastante homogénea en todo el país, en particular en municipios rurales del centro donde Hernández dominaba.
Así, Petro logró progresar en todas partes, tanto en el mundo rural como urbano, tanto donde estaba ya fuerte, como en Bogotá, Cali, y las capitales del Caribe como donde estaba débil, como en Medellín, Cúcuta, y la misma Bucaramanga.
Por su parte, Rodolfo Hernández progresa más que Petro, en particular donde Federico Gutiérrez estaba fuerte (Antioquia y el interior de la costa), o donde estaba previamente muy débil como en Cali. Aun así, el crecimiento resulta insuficiente en Bogotá.
Ahora bien, la historia es distinta si calculamos la progresión de Hernández con respecto a la suma de voto de Federico Gutiérrez y los suyos en primera vuelta (hablaremos para simplificar de tasa de crecimiento de la derecha).
Ahí se ve muy bien la insuficiencia del crecimiento de Hernández en todas las ciudades con la única excepción de Cúcuta. Es en las capitales que encontramos la razón de la derrota de Hernández. Ahí, no logró hacer la síntesis del voto de derecha que necesitaba para derrotar a Petro. Lo pudo hacer en el mundo rural tanto en sus baluartes del centro, como en el Caribe, pero no en el mundo urbano. La estrategia de no hacer campaña pasa factura para este electorado que pedía más.
En síntesis, Petro logró movilizar los abstencionistas en sus fortines y recuperar votos del centro político o indecisos en las ciudades. En cambio, Hernández no logró recuperar todo el voto de derecha. Las ciudades le fueron esquivas y sus votantes no petristas prefirieron la abstención.