Al día siguiente de las elecciones del 9 de marzo, el Centro Democrático empezó a denunciar públicamente la existencia de un fraude electoral, que supuestamente minimizó sus resultados para arrebatarle el primer lugar que ostentaba en los primeros boletines del preconteo al Senado, y que perdió en el transcurso de la noche en provecho del Partido de la U.
Esta inversión de la tendencia a medida que se publicaban los boletines de la Registraduría fue llamativa, pero en realidad, no es indicativa de ningún fraude. Se explica sencillamente por la diferencia de rapidez en la transmisión de los resultados según las regiones. En este caso, los resultados de los grandes centros urbanos, en particular, Bogotá y Medellín, llegaron más rápido para ser computados en el preconteo de la Registraduría, y Centro Democrático logró excelentes resultados ahí. A la inversa, los resultados de la Costa Caribe llegaron tarde, en particular los del interior de esta región, y favorecieron al partido de la U, razón por la cual en horas más altas de la noche éste empezó a subir en porcentaje en detrimento del Centro Democrático, arrebatándole finalmente el primer lugar.
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Este problema del ritmo diferenciado de conteo dependiendo de las regiones no tiene nada excepcional. Es incluso un elemento que los comentaristas integran en el análisis en Estados Unidos por ejemplo, donde los resultados de la costa este llegan antes de los de la costa oeste por una simple cuestión de horario, lo que da rienda suelta a los cálculos y extrapolaciones en los que consiste el encanto de los programas de televisión de las noches electorales de este país. En América Latina, al contrario, alimenta la muy extendida desconfianza hacia las instituciones electorales, la mayor parte del tiempo sin fundamento muy claro. Es un problema similar que había llevado a las alegaciones de fraude de Andrés Manuel López Obrador en contra de Felipe Calderón en las presidenciales de México en 2006.
A la postre, el Centro Democrático hizo denuncias más precisas sobre la base de una revisión de los formularios E14, que dan los resultados a nivel de mesa. Según los cálculos de este movimiento, unos 250000 votos a su favor habrían sido borrados del preconteo en distintos lugares del país. Al respecto, es importante entender que es muy común que haya errores por parte de los jurados al momento de diligenciar los E14, particularmente al sumar todos los votos por candidatos preferentes de un partido para llegar a la votación total del mismo. Para las elecciones legislativas, el conteo que realizan los jurados al final de la jornada electoral es un proceso complicado y fastidioso, en el cual pueden ocurrir muchos errores que terminan consignados en los E14, y por extensión, en el preconteo que hace la Registraduría con base en ellos para anunciar de forma inmediata (aunque aun no oficial) los resultados. Estos errores se pueden subsanar después, durante el proceso de escrutinio que se realiza posteriormente a nivel departamental. Ahí, las autoridades electorales confirman el origen de los datos de los formularios E14 para corregir eventuales inconsistencias, bajo la mirada de los testigos de los partidos políticos que pueden pedir que se aclare cualquier duda, volviendo eventualmente a contar las papeletas. Los resultados finales del escrutinio, consolidados tiempo después de las elecciones por el Consejo Nacional Electoral (CNE), son los únicos que tienen validez.
Precisamente, el trabajo de las comisiones escrutadoras acaba de terminar, y los resultados oficiales a nivel departamental acaban de ser publicados en la página web de la Registraduría. A la espera de los resultados definitivos del CNE, nos hemos dado a la tarea de averiguar los resultados a nivel nacional y de compararlos con los resultados del preconteo que se anunciaron al día siguiente de las elecciones. Se pueden consultar en el cuadro siguiente:
preconteo |
escrutinio |
diferencia |
||||
votos |
% |
votos |
% |
votos |
% |
|
PSUN |
2224127 |
18,63 |
2263206 |
18,64 |
-39079 |
-0,01 |
CD |
2035010 |
17,05 |
2104991 |
17,34 |
-69981 |
-0,29 |
PC |
1940527 |
16,26 |
1967384 |
16,21 |
-26857 |
0,05 |
PL |
1745254 |
14,62 |
1764563 |
14,54 |
-19309 |
0,08 |
CR |
995269 |
8,34 |
1004315 |
8,27 |
-9046 |
0,06 |
AV |
561642 |
4,70 |
564644 |
4,65 |
-3002 |
0,05 |
PDA |
538544 |
4,51 |
538128 |
4,43 |
416 |
0,08 |
OC |
526697 |
4,41 |
534481 |
4,40 |
-7784 |
0,01 |
MIRA |
316478 |
2,65 |
323064 |
2,66 |
-6586 |
-0,01 |
Blancos |
883593 |
7,40 |
894268 |
7,37 |
-10675 |
0,04 |
Fuente: Registraduría Nacional de Estado Civil (no se toma en cuenta los resultados de los consulados)
Como se puede apreciar, las diferencias entre el preconteo y el escrutinio son mínimas. El cómputo de votos de Centro Democrático le hace “ganar” unos 70000 votos más de lo que había sido anunciado en el preconteo, lo que está lejos de los 250000 votos reclamados. Tal cifra hubiera permitido de hecho al Centro Democrático ocupar el primer lugar, pero al final, en la medida en que los resultados del Partido de la U también “crecieron” en 40000 votos con respecto al preconteo, el desfase entre las dos formaciones queda de unos 150000 votos a favor de la U.
Es apenas normal que el número de votos de los partidos aumente entre el preconteo y el escrutinio, ya que siendo el primero meramente indicativo, se dio por terminado con el cómputo de 98,4% del total de votos. Existe de hecho una excepción, la del Polo Democrático Alternativo, que aparentemente fue sobreestimado en el preconteo en unos 400 votos.
Ahora, en términos porcentuales, las diferencias no pasan de 0,1 %, con la única excepción del Centro Democrático, que fue subestimado de casi 0,3 % por el preconteo. Este resultado no es un cambio dramático, pero sin prejuicio de la decisión final del CNE, podría significar que el Centro Democrático gane una curul más de lo que se había anunciado, curul que perdería el Partido Conservador (ver los resultados del informe anterior).
¿Significa entonces que hubo fraude? No, si se considera que el preconteo es apenas indicativo, y que el escrutinio, que sí representa el resultado oficial, hace en parte justicia a los reclamos de Centro Democrático (CD). No obstante, queda la duda de por qué se subestimó al CD en el preconteo. Para los miembros del movimiento, se trataba al menos de “preparar” un fraude o de subestimar al CD en el impacto mediático de los resultados, dado que si bien el preconteo no tiene valor jurídico, es sobre esta base que se comentan los resultados el día después de las elecciones.
Pero el reducido tamaño del desfase no acredita la tesis del CD sobre este tipo de manipulación. En realidad, la subestimación del CD en el preconteo tiene una explicación técnica. El formulario E14 se presenta con una serie de casillas en las cuales los jurados de mesa inscriben los resultados del voto preferente, y al final, la suma de los mismos en la casilla “Total”. Como CD presentó una lista “cerrada” sin voto preferente, al contrario de los otros grandes partidos, tenía solamente dos casillas en el E14: una por la lista, y otra por el total que debía ser lo mismo. Como se tenía simplemente que reescribir la cifra en la segunda casilla, algunos jurados de mesa hicieron caso omiso de este paso. De esta forma, los datos de Centro Democrático de algunas mesas se “perdieron” en la transmisión de los resultados del preconteo, aunque fueron “recuperados” sin problema en el escrutinio. Los ejemplos abajo muestran un E14 bien diligenciado y uno mal diligenciado, siguiendo la lógica expuesta.
Este desfase no implica ninguna mala fe de las autoridades electorales, y al final, más que al CD, tal vez perjudicó más al decimonoveno senador electo por el Partido Conservador quien, al parecer, podría perder una curul que pensaba ganada.
Finalmente, el episodio no demostró ningún fraude , sino la ligereza de muchos dirigentes del CD que aprovecharon el episodio para intentar desacreditar a las autoridades electorales inflando desproporcionadamente el alcance del asunto, hablando de fraude y hasta de un Congreso “ilegítimo” . Este comportamiento es de una irresponsabilidad grave con respecto a las siempre frágiles instituciones colombianas.
Por otro lado, indica también que existe una fuerte desconfianza hacia las autoridades electorales. Aun si tal desconfianza no está del todo fundamentada, nos invita a pensar reformas y acciones que permitan compensar este déficit de legitimidad, sea a través de la modernización técnica de los procedimientos, sea a través de una revisión de los mecanismos de nominación política de una institución como el CNE.